Al otro lado del mundo: Mi nueva familia

Cada día en esta ciudad es una nueva aventura. No siempre son aventuras agradables, pero como en cualquier ciudad del mundo hay días mejores y días peores.

Uno de mis mayores miedos al aceptar venir a México era la soledad. Siempre he estado con mi familia y mis amigos y separarme de ellos durante ocho meses era la parte negativa de esta experiencia. Después de diez días aquí echo de menos muchas cosas y a mucha gente, pero he conocido a otras personas que consiguen sacarme una sonrisa todos los días.

Maddi, Maider, Amaia, Dani e Iñaki. Hace unos días no conocía a ninguno de ellos, pero ahora me parece que les conozco desde hace mucho tiempo y en estos momentos nos hemos convertido en una pequeña familia. Hasta llegar a México, no me había dado cuenta de la importancia de un beso o de un abrazo y de lo que puede significar en un determinado momento. Me encanta levantarme por la mañana y ver como estamos desayunando todos por casa, como nos deseamos suerte para el trabajo y sobretodo los reencuentros a la noche cuando volvemos al piso. Hay muchas noches que acabo hasta con dolor de tripa de todo lo que me rió. Gracias de corazón chicos por estar siempre ahí y darme tanto apoyo, esta experiencia no sería lo mismo sin vosotros ;)

La primera comida en el piso los seis juntos :)

Otra de las personas importantes aquí es Mónica, nuestra compañera en la oficina. Gracias a ella tenemos unas jornadas laborales perfectas y cada día aprendemos nuevas expresiones, nuevos platos de comida y nuevas canciones. Llegar a un país desconocido puede ser complicado pero gracias a ella todo resulta más fácil No podíamos habernos cruzado con alguien mejor Monique ;)