Tenía muchas ganas de hacer este post y quería dedicarle tiempo (aunque ya se que eso no es excusa para llevar cuatro meses sin escribir nada, jeje)
Hay mucha gente que por Facebook e Instagram comenta de la envidia que les doy con el clima de aquí, las playas paradisiacas, las aguas cristalinas, etc etc etc. Nada mas lejos de la realidad, obviamente me escapo a cualquier lugar cada vez que puedo, pero mi día a día es muy diferente a beber mojitos en Cancún.
Por eso he decidido contaros mi aventura diaria para llegar a la agencia, el trabajo allí y el regreso a casa...comenzamos!!
8:15 am
Salgo de casa, corriendo para variar...y comienza la primera prueba del recorrido: Caminar cuatro calles, la mayoría de los días con tacones, y con el bolso, el portatil y el taper colgados del hombro, por las aceras del DF. Y os creeréis que es como ir por Gran Vía, moccc! Error!
8:20 am
Una vez superado con éxito este tramo, llega la prueba número dos: Metro Chapultepec. ¿Habéis ido alguna vez al Zoo? Pues eso. No había visto tanta diversidad de fauna desde hace como cinco años que fui al Parque Natural de Cabarceno. Y en esos momentos es cuanto yo me acuerdo de esa estación de Metro en el Ayuntamiento de Basauri, tan limpita, con su anden vacío, con esos suelos brillantes, que hasta le dan ganas a uno de comerse un plato de arroz ahí sentado.
Y me he adelantado, porque antes de entrar ya empieza la odisea. Primero esquivar a los coches que pasan. He llegado a desarrollar un super poder, por el que puedo mirar a ambos lados de la calle y a la vez con una mano estar parando taxis y autobuses y colarme entre ellos (una habilidad tan valida, como cualquier otra).
Segundo ese olor, tan característico de las entradas de metro del DF, una mezcla como a tacos, suela de zapato, jersey de señor mayor y petróleo. Esas fragancias tan tan ricas, que piensas: 'ojala tuviera un frasquito pa' guardarla y echármela el sábado a la noche'.
Todos esos taxis vienen a atacarme, aaaaah!!
Segundo ese olor, tan característico de las entradas de metro del DF, una mezcla como a tacos, suela de zapato, jersey de señor mayor y petróleo. Esas fragancias tan tan ricas, que piensas: 'ojala tuviera un frasquito pa' guardarla y echármela el sábado a la noche'.
Y es en este momento cuando viene una de las fases criticas del camino. Yo lo llamo la fase de riesgo, morir o vivir. Parecen dos pasos sencillos: 1. Pasar la canceladora, 2. Bajar al andén del metro. Pero no contabais con esto, ¿verdad?
Por donde esa masa de gente sube, yo tengo que bajar. Así yo sola, sin chaleco antibalas y sin protectores de lucha libre. Me recuerda a esos documentales de La 2, donde una manada de leones corrían sin piedad hacia la pobre cebra que estaba tan tranquila en medio de la selva. Como entiendo a esa cebra ahora.
8:25 am
Sana y salva dentro del metro! Me felicito a mi misma internamente, otro día más que lo he conseguido. Ahora vienen los cinco minutos que me alegran el día, y es que como me gusta a mi un vendedor dentro del metro. Tenemos desde el popular:
'Damita, caballero...en esta ocasión le traigo a la venta es el chicle Trident, suave goma de mascar, para refrescar boca y garganta, le vale 10 pesos'
Hasta los que venden los Cd's de música, el cortauñas (pequeño y grande en el mismo pack), los guantes para el gimnasio, las pastillas del Broncolin, los tres bolis BIC, el cuaderno de sopa de letras, los caramelos HALLS, y así podía estar enumerando hasta mañana.
8:35 am
Se acaba el espectáculo y toca bajarse del metro. Ya estoy en la estación de Tacubaya. Y creíais que Chapultepec era una odisea, no hombre, Chapultepec es una playa desierta comparado con lo que me toca ver diario en Tacubaya. Nada más llegar un señor vendiendo chicles a gritoooos, le va la vida en ello. Una vez que consigo esquivarle a él y al qué vende las galletas María llegó a las famosas filas de gente para montarse en los taxis compartidos. Para los que no entiendan...existe una forma de transporte que hasta llegar a México yo no había conocido. Se trata de colocarse en una fila de gente e ir pasando en orden y de cuatro en cuatro a unos taxis. Estas filas se dividen en cuatro destinos diferentes. Resumiendo una especia de Howarts y Sombrero Seleccionador, nada más que en vez de ir a Grifindor o Slytherin, aquí vas a Acuario o al Centro Comercial.
Se acaba el espectáculo y toca bajarse del metro. Ya estoy en la estación de Tacubaya. Y creíais que Chapultepec era una odisea, no hombre, Chapultepec es una playa desierta comparado con lo que me toca ver diario en Tacubaya. Nada más llegar un señor vendiendo chicles a gritoooos, le va la vida en ello. Una vez que consigo esquivarle a él y al qué vende las galletas María llegó a las famosas filas de gente para montarse en los taxis compartidos. Para los que no entiendan...existe una forma de transporte que hasta llegar a México yo no había conocido. Se trata de colocarse en una fila de gente e ir pasando en orden y de cuatro en cuatro a unos taxis. Estas filas se dividen en cuatro destinos diferentes. Resumiendo una especia de Howarts y Sombrero Seleccionador, nada más que en vez de ir a Grifindor o Slytherin, aquí vas a Acuario o al Centro Comercial.
Toda una experiencia tanto la espera como el viaje, lleno de adelantamientos, cambios de sentido, calles cortadas y tramos hacia atrás. Lo dicho, hay que vivirlo una vez en la vida.
9:10 am
Llego a la oficina y ahí comienza mi día a día, que se basa en mails, llamadas, Más mails, reuniones, más mails, organizar eventos, más mails, y vuelta a empezar.
Días en los que no hay ni un minuto de descanso
Sorpresas para los clientes
La mesa con un millón de cosas por hacer
Menos mal que no todo es trabajo y siempre hay algún momento para desconectar y disfrutar con los compañeros.
Y así va pasando el día, hasta que toca regresar a casa. Tengo que confesar que el viaje de vuelta no tiene nada que envidiarle al de ida, y es que en las noches cambió la aventura del taxi por la del Ecobus. A cualquiera le podría parecer que un simple autobús no tiene ningún misterio...si yo os contara, jaja!
Aquí va una foto que pude sacarme un día, y digo pude porque lo normal es que no puedas ni meter la mano en el bolsillo para sacar el teléfono.
Y hasta aquí llega mi aventura diaria, mi Gran Prix del verano, mi carrera de obstáculos.
Como ya decía al principio, no es oro todo lo que reluce y aunque esté en un país que tiene sitios tan exóticos e increíbles como la Riviera Maya, los sitios por lo que me muevo a diario son otra historia totalmente diferente.
Y así transcurre mi vida de lunes a viernes, por eso cada fin de semana lo afronto como unas mini vacaciones que hay que aprovechar al máximo y que exprimo al 200%
Y hablando de vacaciones, sólo quedan tres días para que empiecen las de Semana Santa, y estas sí que no van a ser unas vacaciones cualquiera. Todo, absolutamente todo, desde el lugar, La Habana, hasta la compañía, la mejor que podría tener, me hacen sospechar que este viajé puede convertirse en uno de los mejores de mi vida.
Dentro de una semana estaré de regreso por México, llena de fotos y anécdotas que poder contar por aquí.
Un beso para todos, en especial para los del otro lado del mundo, que ya llevamos ocho meses sin vernos. Os echo mucho de menos, pero cada vez va quedando menos para volver a estar juntos...hasta entonces os mandó toda la felicidad.
"Vive como si fueras a morir mañana. Aprende como si fueras a vivir siempre"
Mahatma Gandhi
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