Nunca he sido de planear los viajes con mucha antelación, no voy a engañar a nadie ahora, pero lo de esta ocasión ha sido demasiado hasta para mi. Tres días antes no teníamos ni transporte, ni alojamiento y lo que es peor, ni destino. Con este panorama, cualquiera podría pensar que estas vacaciones estaban destinadas al fracaso, pero como ocurre en tantas ocasiones...aquellas cosas que no se planean son las que mejor salen.
Tras descartar sitios como Cancun o los Cabos (que obviamente siguen en mente para futuras escapadas) nos decantamos por Puerto Escondido (Oaxaca), un sitio en la costa del que habíamos oído hablar bien, pero del que no teníamos muchas mas referencias. Creo que, en gran medida, el no tener una idea preconcebida de este sitio es lo que ha ayudado a que nos gustase tanto.
El miércoles salimos de trabajar y directamente nos montamos en el coche rumbo Oaxaca. Como ocurre siempre en las carreteras mexicanas, no pudimos completar la primera parte del viaje como teníamos pensado y a las dos de la mañana tuvimos que ponernos a buscar un hotel, en un pueblo que se llamaba Tehuacan.
El jueves continuamos el viaje. Hasta llegar a Oaxaca todo fue bien, el problema vino cuando descubrimos que los 300 km que había entre Oaxaca y Puerto Escondidos eran de sierra. Y con sierra no me refiero a cuatro curvitas, si no a siete horas de viaje en las que no paramos de subir y bajar con el monte a un lado y el acantilado al otro.
Desesperación durante el trayecto
Finalmente, y aunque por algunos momentos llegamos a dudarlo, alrededor de las nueve de la noche llegamos a Playa Zicatela. Como ya era de noche no pudimoss apreciar mucho el paisaje, pero si la rica comida oaxaqueña.
Cenamos unas ricas langostas gratinadas :)
Al día siguiente ya estábamos con las pilas cargadas y deseando disfrutar el máximo tiempo posible de la piscina y la playa.
No era difícil empezar con buen pie el día, cuando desayunábamos con estas vistas
Nos pasamos toda la mañana en la piscina, entre saltos y tequilas bandera. Un lujo poder estar en la piscina mientras te traen todo tipo de bebidas y cockteles.
Tras una buena mañana, seguimos la fiesta bailando y comiendo en el bar que el hotel tenía en la playa
El sábado cogimos el coche y nos fuimos hasta otra playa que se llamaba Carrizalillo. Lo mejor de ese día fue la excursión que hicimos. Nos montaron en una barquita a motor, que yo calculo tendría unos 60 años y en la que en la parte delantera estaba escrito con boli Bic "Arka de Noe". Desde que me monte tuve serias dudas sobre la seguridad de aquel cacharro, pero por seis euros que habíamos pagado cada uno no podíamos pedir más. Tengo que confesar que, pese a mi poca fe, el viaje fue todo un éxito.
Tras unos 40 minutos de viaje conseguimos encontrar una tortuga y subirla a la barca
A la tarde cambiamos de playa y nos fuimos a Bacocho. Esta si que era una de esas playas que me gustan. No había casi gente y el Club de playa en el que estábamos era perfecto.
El Club
Las vistas que teníamos desde allí
Los cuatro fantásticos, o lo que es lo mismo: las ornis, la Tensi y la Toña :)
El domingo era el último día que teníamos para aprovechar y ver mas cosas de Puerto Escondido. El lugar que decidimos ir a visitar fue Mazunte, y la verdad no pudimos elegir un sitio mejor. Me enamore de ese sitio desde el primer momento en el que llegue. Casas de madera con techos de paja, una playa semi-desierta, puestos hippies y gente descalza andando por la calle. Parecía que estábamos paseando por medio del decorado de una película. Sin lugar a dudas, el lugar que mas me ha gustado, inspirado, transmitido...desde que llegue a México.
Las fotos hablan por si solas...
Por un momento, y tal vez por dos, se me paso por la cabeza dejarlo todo y quedarme allí a vivir. Se que es una locura y que media familia vendría a sacarme de los pelos si hiciese una cosa así, pero el sitio era tan especial que te tentaba a ello.
Volviendo a la realidad del DF, con su tráfico, sus ruidos, toda la gente como loca corriendo de un lado a otro...me dan más ganas aún de fugarme a Mazunte, jejeje! De momento hay que seguir trabajando aquí, pero me gusta imaginarme que algún día me escaparé a un sitio como Mazunte.
Seguir disfrutando de la vida...y ser muy felices!!
La posibilidad de realizar un sueño es lo que hace que la vida sea interesante.
Nunca desistas de un sueño. Sólo trata de ver las señales que te lleven a él.
Paulo Coelho